Desde 1983

Año XXXIV

Artesanía de Clavecines

El Clave Bien Templado

ANUARIO DE DIVULGACIÓN CLAVECINÍSTICA

Escrito por Carlos Caramés

Entre los años 1670 y 1720, en pleno apogeo de la música clavecinística, los claves que más se utilizaban no eran los que ahora considera­mos estándar (francoflamenco, construcción pesada, 2 teclados de 5 octavas,  8 + 8´+ 4), sino otros mucho más sencillos y resonantes, de los que muestro hoy un ejemplo. Los claves que llamamos francoflamencos empezaron a construirse a partir de 1720.

El teclado abarca de Sol contra (GG) a mi3 (e´´´)

Aunque a finales del XVII aparecieron en Francia instrumentos de dos teclados con tres juegos de cuerdas, su tipo de construc­ción y su disposición nada tenían que ver con los francoflamencos que vendrían des­pués. Además estaban fabricados general­mente por facteurs de clavecins du Roi, lo que equivale a decir que eran muy caros y por lo tanto inasequibles a los músicos de la época. El clave que presentamos hoy no tiene un predecesor histórico conocido, pero es indudable que existió, con más o menos variantes. Todas sus características constructivas se encuentran en los claves del XVII: construcción ligera, un solo juego de cuerdas de 8 pies, dos registros claramente diferenciados, sonido muy “fundamental” y potente. LA CAJA es muy ligera, pesa (sin el teclado ni la tapa) 8 kilos y sin embargo es muy estable e indeformable.

El hecho de llevar un solo juego de cuerdas permite ahorrar muchos refuerzos, con la consiguiente ganancia de sonoridad.

Su forma recuerda bastante a los claves italianos porque es de mensura corta (cuerdas de latón), pero el tipo de construcción y las maderas empleadas se asemejan más a los instrumentos del sur de Francia y Alemania. Además la caja no es tan plana como la de los italianos.

 
Las CUERDAS son de mensura corta (todas de latón), pero también se podría construir con mensura larga (hierro en el agudo), en cuyo caso la cola del instrumento se asemejaría a la de los claves flamencos. Tiene un solo juego, como era usual en el siglo XVII. A veces se le ponía un segundo juego de 4 pies (sólo es posible en los instrumentos de mensura larga), aprovechando los refuerzos que lleva por debajo la tabla armónica para colgar las cuerdas. Un segundo juego de cuerdas de 8 pies en un instrumento de un teclado es superfluo y sólo se ve, en el siglo XVII, en los claves italianos, que podían soportar la fuerza de las cuerdas gracias a la menor tensión de las mismas (mensura corta) y a la caja más plana. Como registro independiente apenas se diferencia del otro, al ir los saltadores muy próximos entre sí. Y funcionando al unísono con el otro juego no aporta mayor volumen sonoro. El ejecutante percibe un sonido más lleno con los dos registros al unísono, pero basta alejarse unos metros para darse cuenta de que es igual tocar con un registro que con los dos.

Los REGISTROS son dos y actúan alternativamente sobre el mismo juego de cuerdas, de forma que cuando uno se conecta, el otro se desconecta automáticamente. El sistema es el mismo que tenían, entre otros, los instrumentos transpositores de la familia Ruckers, en los que un juego de cuerdas de 8 pies y otro de 4 eran percutidos por dos juegos distintos de saltadores, uno para cada teclado. Al ir los registros bastante separados, se lograba variar notablemente el timbre.

En el instrumento que presento hoy, ese efecto se consigue situando uno de los registros diagonal al otro, como puede verse en la foto (con los saltadores quitados). De esa manera, el registro anterior es “principal” y el otro, “nasardo”. Se consiguen así dos registros claramente diferenciados con las mismas cuerdas sin recurrir al segundo juego de 8 pies. La posición de los registros en diagonal (oblícuos a la pared larga del clave) es característica de los constructores italianos del XVII e incluso del XVIII, si bien ambos registros iban paralelos entre ellos y por eso apenas se diferenciaban en el sonido. Lo que pretendían (en vano) era aumentar la potencia sonora.

 
De FORMA GENERAL, los claves del siglo XVII tenían menos adornos y abalorios que los de un siglo después, pero estaban mejor realizados. La proporciones largo/ancho se respetaban escrupulosamente, las mensuras eran más precisas y sistemáticas, pese a la enorme variedad de claves que se hacían entonces, e incluso las maderas eran de más calidad: maderas duras y delgadas (arce, nogal), frente a las maderas blandas y gruesas (chopo, tilo) de los claves franco-flamencos.

Y la decoración se efectuaba directamente sobre la madera, y no con postizos y “chinoiseries”. Los cantos libres, por ejemplo, se remataban siempre con molduras, cosa que no se hacía en los instrumentos tardíos. Con su sonido fundamental, fresco y potente, este tipo de clave esideal para toda la literatura clavecinística, por lo menos hasta 1730, desde los Capricci de Frescobaldi hasta “El clave bien temperado” o las Suites de J.S. Bach. Es también el clave que mejor se acopla acústicamente a los otros instrumentos, ya sea como solista o  en concierto.

CARACTERÍSTICAS: Clave de un teclado con un juego de cuerdas de 8 pies.- 2 registros: Principal y Nasardo.-Mensura corta.- Teclado de 55 teclas (GG sin GG# - d´´´). Transpositor 415-440.-Teclas naturales de boj, sostenidos de ébano.- Medidas: 219 x 79 x 20 cm. (sin la tapa) .Paredes de madera de arce. Fondo y tabla armónica de abeto.- Clavijero de nogal.- Peso: 19 kilos.


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